Así que dibujé una flor en un papel
y la recorté en cuatro colores diferentes.
En el centro le pegué un círculo del mismo color que la base para que hubiera un equilibrio de color.
Lo pegué con cola blanca, poniendo un puntito en el centro, y así los pétalos se despegan, creando un efecto de tridimensionalidad.
El rectángulo lo coloqué rodeando la maceta y pegué los bordes con cola blanca.
Ahora ese rincón del patio está mucho más colorido.